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‘La prevención empieza a ser entendida como una inversión y no como un coste’, según Dolores Limón, directora del Insht

Para la directora del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, existen dos los aspectos que la actividad formativa debe contemplar para alcanzar profesionales cualificados: por un lado, conocimiento y destreza para poder realizar el trabajo requerido para cada profesión con garantías de calidad y, por otro, la integración de la seguridad en cada uno de los procesos y tareas que la actividad precisa para poder realizarlas con seguridad. La consecución de ello supondrá trabajos seguros y de calidad.

Fuente: Comunidadvalenciana.fundacionlaboral.org.

Como nueva directora del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (Insht), ¿qué objetivos se plantea como prioritarios a desarrollar durante su mandato?

El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo tiene unas obligaciones establecidas en la Ley 31/1995, de 8 de noviembre de Prevención de Riesgos Laborales, las cuales debe seguir desempeñando como institución de referencia en nuestro país en materia de seguridad y salud en el trabajo y como órgano científico técnico especializado de la Administración General del Estado, condición que le responsabiliza del estudio y análisis de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo (SST), así como las de promoción y apoyo a la mejora de las mismas. Sus acciones deben ir encaminadas a alcanzar ese objetivo, para ello tiene que promover políticas de SST acordes con las necesidades existentes y generar conocimiento para su difusión mediante las necesarias alianzas.

Las acciones deberán adecuarse tanto a la actual situación económica como a los nuevos modelos de organización del trabajo y los avances de la ciencia y de la técnica, siendo sus líneas de actuación, entre otras: el asesoramiento y apoyo técnico en la elaboración de la normativa legal y en el desarrollo de la normalización, tanto a nivel nacional como internacional; la promoción y, en su caso, realización de actividades de formación, información, investigación, estudio y divulgación en materia de prevención de riesgos laborales, con la adecuada coordinación y colaboración con los órganos técnicos en materia preventiva de las Comunidades Autónomas (CCAA) en el ejercicio de sus funciones; apoyo técnico y colaboración con la Inspección de Trabajo y Seguridad Social en el cumplimiento de su labor de vigilancia y control en el ámbito de la Administración General del Estado, y la colaboración con organismos internacionales, junto con el desarrollo de programas de cooperación internacional en este ámbito, facilitando la participación de las CCAA.

A estas, es necesario añadir el importante papel que ha desempeñado y tiene que seguir desempeñando  en la Estrategia Española 2007-2012 que se encuentra en su fase final, como en la futura para el periodo 2013-2020, donde su labor de coordinador e impulsor de las políticas públicas y las líneas de acción que se aprueben en el seno de la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo deben formar parte importante de los objetivos de este organismo.

¿La situación actual de crisis económica y de incremento continuado del número de desempleados ha aumentado la desprotección del trabajador?

La siniestralidad y la eficacia de la prevención no se pueden medir en función del número absoluto de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Los datos que mejor reflejan la exposición al riesgo frente a la actividad preventiva son los índices de siniestralidad y, entre ellos cabe destacar el índice de incidencia que representa el número de accidentes por cada 100.000 trabajadores expuestos.

Según datos consolidados, la población afiliada a la Seguridad Social con la contingencia de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales cubierta ha experimentado un continuo descenso durante el periodo 2007-2011, pasando de 16 millones de afiliados a 14,5 millones. En términos porcentuales se observa que para el periodo 2007-2011 el descenso global ha sido del 9,2%, siendo el año 2009 el de mayor decremento con un descenso del 6%.

El descenso de los índices de incidencia de los accidentes de trabajo con baja en jornada laboral se viene produciendo de forma continuada desde el año 2000. Durante el periodo 2007-2011, dicho índice ha pasado de 5.760 accidentes por cada 100.000 trabajadores a 3.515. En términos porcentuales el descenso del índice de incidencia de accidentes de trabajo en jornada de trabajo con baja ha descendido el 39% en el periodo 2007-2011. El descenso del índice de incidencia es 4 veces superior al descenso de la población expuesta durante este periodo.

Cada día son más las empresas que empiezan a entender que la protección de los recursos humanos constituye uno de los pilares de la competitividad, la prevención empieza a ser entendida como una inversión y no como un coste. Invertir en prevención de riesgos laborales se considera por el empresario como un buen negocio, la prevención está pasando a ser un valor de presente y de creciente peso en el futuro de nuestra sociedad

Debemos continuar esforzándonos para mantener unas condiciones de trabajo seguras y saludables, solo de esa manera se podrá seguir garantizando una protección adecuada de las personas que trabajan.

Se habla siempre de la importancia de la formación en materia de prevención de riesgos laborales, ¿cómo se plasma esta cuestión desde el INSHT?

Entre las diversas actividades que viene realizando el Insht desde sus inicios ocupa un lugar específico e importante la formación.

Para contribuir a afrontar las necesidades generales en materia de formación, el Insht programa anualmente una amplia y variada oferta formativa que abarca: la programación de cursos, seminarios, talleres y jornadas de carácter gratuito a través de sus cuatro centros nacionales, centrada en las modificaciones de la normativa y avances de la técnica que permite la actualización de los profesionales de la prevención; el diseño de materiales didácticos y audiovisuales que, en distintos soportes, tratan de facilitar la formación de formadores, cuya accesibilidad es gratuita pudiéndose descargar de nuestra página web; y el asesoramiento a organizaciones empresariales y sindicales sobre diferentes aspectos relacionados con la formación en prevención de riesgos laborales.

En los últimos años, la actividad formativa de nuestra institución se ha dirigido, cada vez más, a los profesionales con responsabilidades en materia preventiva: Inspectores de Trabajo y Seguridad Social, miembros de los Servicios de Prevención de la Administración y técnicos de prevención de todos los sectores productivos.

El hecho de que buena parte de los que acuden a nuestras aulas sean técnicos de prevención en activo solo puede interpretarse como una necesidad, percibida por ellos mismos, de completar su formación técnica recibida previamente en otros centros, de profundizar en determinados temas y de poner al día sus conocimientos.Es esa necesidad la que nos sigue preocupando, porque de su satisfacción va a depender el correcto funcionamiento de los distintos sistemas de prevención de riesgos laborales en nuestro país.

Finalmente, cabe indicar que existe una colaboración coordinada y conjunta, también en materia de formación, entre esta institución y sus homólogas de las CCAA.

Tras 17 años de vigencia, ¿cómo valora usted la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales, y sus normas de desarrollo? ¿Cree que nuestra normativa ha contribuido a la mejora de las condiciones de trabajo?

La valoración es positiva. A pesar de las dificultades iniciales y aunque todavía queda camino por recorrer, los avances han sido notables, basta con echar la vista atrás para poder ver los logros alcanzados. Se podría decir que la prevención de riesgos laborales ha experimentado en los últimos 17 años un auge desconocido en nuestro país, en este periodo se ha pasado de una disciplina desconocida y reservada a especialistas a consolidarse como un aspecto fundamental de las relaciones laborales. Ello pone de manifiesto que la cultura de la prevención ha empezado a calar en nuestra sociedad, en el sentido de que la prevención es ya una cuestión que es objeto de preocupación social.

Desde la entrada en vigor de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL), hasta el momento actual España ha tenido que realizar un proceso de transformación importante en materia de prevención de riesgos laborales, lo que de alguna manera ha influido decisivamente en las condiciones de trabajo.

No solamente la LPRL y su desarrollo normativo han tenido una influencia notoria, también el proceso de consolidación de transferencias en materia de seguridad y salud a las CCAA y la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2007-2012 han sido y son un factor determinante sobre la seguridad y la salud de las personas que trabajan.

La aparición de la LPRL introdujo un profundo cambio en la manera que hasta entonces se tenía de entender y aplicar la prevención, en un doble sentido: de una parte, integrándola en el conjunto de actividades y decisiones que se adoptan en el conjunto de la empresa y, de otra, mediante el establecimiento de unos mecanismos o instrumentos, cuya utilización para el empresario le permiten determinar la necesidad de adoptar medidas preventivas y conocer, en tal caso, cuales habían de ser dichas medidas.

La LPRL y su desarrollo normativo han dotado a España de un marco normativo en materia de prevención de riesgos laborales homologable al resto de los Estados miembros de la Unión Europea. La rapidez con la que se tuvo que realizar la incorporación al ordenamiento jurídico español de la normativa comunitaria sobre seguridad y salud en el trabajo junto a la complejidad de las normas dificultó su aplicación. A lo anterior se unieron los requerimientos que la aplicación y puesta en marcha precisaba, nuevas estructuras con los correspondientes procesos de acreditación y formación y los respectivos criterios de homogeneidad tanto técnicos como administrativos; todo ello ha hecho que los avances previstos al principio no se produjeran a la velocidad deseada.

Sin lugar a dudas la normativa sobre seguridad y salud en el trabajo favorece la mejora de las condiciones de trabajo. El Estado, en su obligación de velar por la seguridad y salud de las personas que trabajan, elabora normas que tratan de eliminar, reducir o controlar las causas que ocasionen los daños a la salud y ello repercute en unas condiciones de trabajo saludables. Actualmente el cumplimiento de la normativa en prevención de riesgos laborales permite alcanzar unos niveles de seguridad y salud aceptables y, al menos, con los mismos requisitos de exigencia que el de los países más avanzados de la Unión Europea.

Los esfuerzos deben estar encaminados a su cumplimiento asumiendo cada uno de los agentes implicados sus responsabilidades en los diferentes ámbitos de competencia.

El empresario tiene la obligación de cumplir con las exigencias legales y las administraciones, además del asesoramiento, debemos prestar el apoyo necesario facilitándole herramientas que permitan su cumplimiento.

De todos los sectores productivos, ¿quiénes son, en su opinión, los que tienen una mayor carencia en el ámbito de la seguridad y salud?

La normativa que se desprende de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, así como sus disposiciones de desarrollo o complementarias, es una normativa de mínimos.

La normativa actual en materia de prevención de riesgos laborales establece unos mínimos de actuación, pero en muchos casos no puede descender a la problemática específica de cada sector, de ahí la necesidad de su mejora elevando esas exigencias mínimas en función de las necesidades sectoriales.

Deben ser por tanto los convenios colectivos sectoriales los que, en función de sus necesidades, establezcan unos requisitos más restrictivos o incluir otros nuevos que permitan conseguir unas mejores condiciones de trabajo y de ese modo garantizar la seguridad y salud de los trabajadores.

Respecto a los sectores más vulnerables, el Observatorio Estatal de Condiciones de Trabajo ha publicado recientemente un informe sobre actividades prioritarias en base a la siniestralidad del año 2010. El estudio toma como referencia, el índice de incidencia de los accidentes de trabajo con baja en jornada de trabajo para las diferentes ramas de actividad, clasificándolas de mayor a menor incidencia, y como dato complementario determina dónde se encuentra agrupado el mayor número de susceptibles, con ambos determina cuáles son las ramas de actividad más vulnerables y a las que se debe dirigir el mayor esfuerzo con una atención prioritaria.

Las ramas de actividades prioritarias en base a la siniestralidad del año 2010, por ser las que presentan un mayor índice de incidencia de accidentes de trabajo con baja en jornada de trabajo y agrupan al mayor número de susceptibles son, por este orden: fabricación de productos metálicos; actividades de construcción especializada; construcción de edificios; asistencia en establecimientos residenciales, e industrias de la alimentación.

Si se considera el índice de incidencia de accidentes de trabajo en jornada de trabajo graves y mortales con la población expuesta a riesgo, las ramas de actividad más vulnerables y sobre las que se deben establecer actuaciones prioritarias son, por este orden: construcción de edificios; actividades de construcción especializada; transporte terrestre y por tubería, y fabricación de productos metálicos.

La mayor dificultad para dar cumplimiento a la normativa en prevención de riesgos laborales, con independencia del sector de actividad, la presenta la microempresa y pequeña empresa, tanto por la diversidad de normativa como por su complejidad, de ahí que las administraciones estén volcando todos sus esfuerzos en facilitar herramientas que permitan la simplificación y faciliten la aplicación.

Ahora que está a punto de cumplirse el plazo de vigencia de la Estrategia Española de la Seguridad y Salud en el Trabajo 2007-2012, ¿qué valoración hace de su desarrollo?

Son muchos los logros alcanzados y, aunque faltan por finalizar algunas medidas concretas, debemos estar, todos, satisfechos con el trabajo realizado. El éxito de todo este proceso no hay que buscarlo solo en los resultados, es necesario remontarse a su gestación y aprobación, al consenso entre todas las partes, administraciones y agentes sociales, unido a una definición clara y concreta de unos objetivos con sus líneas de acción y sus indicadores de resultado puestos en marcha mediante la aprobación por la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo de los sucesivos Planes de Acción. Todo ello ha permitido establecer prioridades y marcar el camino a seguir con la planificación y ejecución de acciones concretas, controlando y evaluando los resultados en los plazos previstos.

Dos son los objetivos generales que marca la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2007-2012 (EESST), la reducción de los índices de siniestralidad y la mejora de las condiciones de trabajo.

Cabe destacar entre los logros alcanzados en los diferentes objetivos específicos que marcaba la EESST 2007-2011 los siguientes: la modificación del marco normativo; el establecimiento de una guía por parte del Insht para la simplificación de la documentación en empresas de hasta 50 trabajadores cuya actividad no pertenezca al anexo I del Reglamento de los Servicios de Prevención; la implantación de Prevención 10.es como una herramienta de asistencia a empresas de hasta 10 trabajadores en las cuales asume el empresario la actividad preventiva; el Plan Prevea; la normativa para la aprobación del Sistema Bonus; la consolidación del Registro de Entidades Acreditadas (REA); los Planes de acciones prioritarias para la reducción de la siniestralidad; la realización de estudios específicos de los sectores económicos en los que se recurre habitualmente a la contratación y subcontratación de obras y servicios; el análisis de la siniestralidad de los trabajadores autónomos con contingencias cubierta en 2010; el desarrollo normativo para mejorar la eficacia y calidad de los Sistemas de Prevención, en especial en las Entidades Especializadas de Prevención; la realización de la VII Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo; el Plan Nacional de Formación; y El Plan integral para la Prevención y Corrección del Fraude Fiscal, Laboral y a la Seguridad Social.

Según los datos publicados por el Observatorio Estatal de Condiciones de Trabajo, en los últimos años han disminuido los accidentes laborales en todos los sectores : ¿qué valoración se hace desde el Insht de este hecho?

Debemos alegrarnos de los buenos resultados que aportan los datos de siniestralidad y de que cada vez sean menos las personas que sufren daños a la salud en el trabajo.

Todos somos conscientes de que los resultados en materia de prevención de riesgos laborales no suelen ser inmediatos, es pues necesario reconocer que estos resultados son el producto del esfuerzo continuado de los últimos años. A ello han contribuido todos los agentes que intervienen en la prevención: administraciones (general y autonómica), empresarios, sindicatos, entidades de prevención (servicios de prevención propios y ajenos, entidades auditoras, formativas), fundaciones y en general un cambio de la sociedad por los temas relacionados con la seguridad y la salud en el trabajo.

Pero, junto a los logros alcanzados, es necesario conocer dónde se encuentran los problemas para poder marcar las líneas y el rumbo de las actuaciones donde debemos centrar nuestros esfuerzo.

La sola existencia de un accidente es señal de que no hemos llegado al final del camino y por ello se deben seguir realizando esfuerzos con el fin de conseguir una mejora continua de las condiciones de trabajo que permitan garantizar la seguridad y la salud para las personas que trabajan.

¿Qué opina de la labor que realiza la Fundación Laboral de la Construcción en materia de prevención de riesgos laborales en el sector de la Construcción?

Creo que es fundamental e importantísima su labor, entiende y asume los riesgos que el sector presenta y aporta su asistencia y asesoramiento en materia de seguridad y salud con el fin de contribuir a la reducción de la siniestralidad laboral del sector.

Dos son los aspectos que la actividad formativa debe contemplar para alcanzar profesionales cualificados: por un lado, conocimiento y destreza para poder realizar el trabajo requerido para cada profesión con garantías de calidad y, por otro, la integración de la seguridad en cada uno de los procesos y tareas que la actividad precisa para poder realizarlas con seguridad. La consecución de ello supondrá trabajos seguros y de calidad.

Las cualificaciones profesionales a las que se puede acceder mediante la formación profesional abordan la formación con esta doble perspectiva. Ello permite contar con profesionales que acceden al mundo laboral con la sensibilidad y los conocimientos necesarios en prevención de riesgos laborales, constituyendo una garantía importante para la prevención de riesgos laborales en los diferentes sectores de actividad.

Para los que actualmente se encuentran en el mercado de trabajo y no han recibido la formación reglada, el V Convenio del Sector de la Construcción establece el contenido formativo y su desarrollo horario para cada una de las profesiones del sector. La exigencia y garantía de dicha formación como requisito previo para la realización del trabajo es la alternativa ante la falta de profesionales cualificados.

De todos es conocido que una gran mayoría del colectivo de trabajadores que accede al sector no tiene una cualificación; es por tanto importante la labor que asume en este campo la Fundación, en cumplimiento de lo establecido en el V Convenio del Sector de la Construcción.

Aunque su actividad formativa constituye uno de sus pilares en prevención de riesgos laborales no es el único, son actividades dignas de resaltar: su línea de prevención de asistencia y asesoramiento a los trabajadores y pymes del sector con aportaciones prácticas, rápidas y sencillas, al igual que la línea de prevención tv , que a través de un canal temático on-line contiene un amplio archivo de medidas sobre prevención de riesgos laborales organizadas por temas con el fin de poder aplicarlas a situaciones concretas a la vez que garantizar una formación permanente. La aportación de su base de datos al sector constituye una fuente de información importante, tanto para agentes sociales, empresarios, trabajadores, especialistas e investigadores del sector.

Todo lo anterior debe alcanzar el reconocimiento que le corresponde y animar a seguir en esa línea, todos cuantos trabajamos en este campo se lo agradecemos.

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