Fachadas verdes, soluciones para una arquitectura ecoeficiente
Una de las ventajas es su elevada capacidad de refrigeración, creando un sistema impermeable de larga duración que aumenta la vida útil de los edificios
Fuente: Jardinactual.com, www.urbanarbolismo.es y Comunidadvalenciana.fundacionlaboral.org.
La arquitectura cada vez se integra más con la naturaleza. Una de las técnicas que en los últimos años está siendo más demanda es la incorporación de fachadas verdes. Botánicos y arquitectos se unen hoy para crear jardines verticales que además de ser estéticamente vistosos mejoran la eficiencia de los edificios donde se instalan.
Aunque encontramos reminiscencias de paredes vegetales ya en el s.XIX, el icono de este sistema constructivo es el botánico francés Patrick Blanc, quien patentó el muro vegetal a finales del XX y lo ejemplificó en el proyecto Ciudad de las Ciencias y de la Industria de París.
Su técnica consiste en la instalación de unas rejillas de aluminio recubiertas de plástico que se fijan al muro. Sobre estas estructuras se superponen capas de fieltro de poliamida y planchas de PVC que es donde se ubican las raíces de las plantas. Se utiliza un sistema de riego automático a través de tubos superpuestos a partir de la cima del muro vegetal. Su técnica innovadora salvó los problemas del peso del sustrato permitiendo la construcción de muros verdes únicos a gran altura. No hay tierra por tanto, solo luz solar, agua y los nutrientes necesarios para que las plantas puedan crecer, y lo más importante las raíces crecen sólo por la superficie sin dañar el interior de la pared.
Una de sus obras, la fachada vegetal del edificio Caixa Forum de Madrid, ha sido la precursora de esta técnica en nuestro país. Inaugurado en 2008 su espectacular fachada ocupa 460 metros cuadrados y consta de 15.000 plantas de 250 especies diferentes. Tiene una altura de 24 metros y un grosor de casi un metro.
Tipología
En el mercado encontramos actualmente gran variedad de sistemas de jardines verticales. Los podemos dividir en dos grandes grupos: hidropónicos y de sustrato.
En los primeros las raíces crecen en un medio inerte: como el fieltro no tejido (poliamida, polietileno, poliester), lana de roca, espumas técnicas, y los nutrientes para su crecimiento se trasmiten vía riego.
Por el contrario, en los jardines verticales con sustrato las raíces crecen en un medio orgánico con capacidad de retención de agua, aireación y drenaje.
Hormigón vegetal
Los avances en estos sistemas y sobre todo en los materiales que les dan definición son constantes en los últimos años. Recientemente un equipo de la Universidad Politécnica de Cataluña ha patentado un hormigón biológico para dar forma a fachadas vivas con musgos, algas, líquenes y hongos.
El nuevo material permite absorber y reducir el CO2 de la atmósfera gracias al recubrimiento biológico y tiene capacidad para captar la radiación solar, lo que da la posibilidad de regular la conductividad térmica en el interior de los edificios en función de la temperatura alcanzada.
Ahorro energético
Sus beneficios están relacionados con el consumo energético de los edificios. Una de las ventajas es su elevada capacidad de refrigeración, creando un sistema de impermeable de larga duración que aumenta la vida útil de los edificios.
Y no hay que olvidar su capacidad como aislante acústico, dependiendo del grosor la amortiguación del ruido puede ser importante.